Edad para apostar en Argentina

¿Está planeando un viaje a Argentina y quiere probar suerte? Casinos, apuestas deportivas, salas de póquer… encontrará acción a raudales. Pero antes de empezar a soñar con premios mayores y giros de ruleta, necesita conocer las reglas básicas.

En primer lugar, los límites de edad. Porque Argentina no se anda con chiquitas a la hora de decidir quién puede apostar legalmente. Desenredémoslo todo antes de que se acerque a las máquinas tragaperras.

Hay que tener 18 años para apostar en Argentina

Directo al grano: si no tienes 18 años, ni se te ocurra apostar. La edad mínima para jugar en Argentina es de 18 años, ya sea en un casino tradicional o en uno online. Sin excepciones, sin notas de los padres, sin colarse con un DNI falso.

Todo operador de juego legal, autorizado por las autoridades nacionales o locales, debe verificar tu edad. Incluso en las provincias que tienen su propia autoridad reguladora, la edad mínima de 18 años se mantiene en todos los casos. ¿Cree que con 17 años y medio es suficiente? Lo sentimos, la ley del juego argentina traza una línea dura.

¿Es legal el juego online en Argentina?

Sí, el juego online es legal, más o menos. Pero, como un reloj antiguo que sólo funciona los martes, es un poco peculiar debido al sistema descentralizado. Argentina es una república federal, por lo que cada provincia establece sus propias normas para el juego online. Buenos Aires, por ejemplo, se ha volcado en la regulación, concediendo licencias a operadores como Bet365 y Codere.

¿Las demás provincias? Algunas se han sumado, otras aún están en fase inicial. Así que si quieres apostar online en Argentina, asegúrate de que estás en una provincia que lo permite y de que utilizas una plataforma con licencia. De lo contrario, se adentrará en tierra de nadie.

Leyes y reglamentos sobre el juego en Argentina

Las reglas del juego en Argentina son una maraña de supervisiones provinciales y nacionales. No existe un único organismo nacional regulador del juego, sino que cada una de las 23 provincias, más la ciudad autónoma de Buenos Aires, gestiona sus propias licencias, impuestos y controles. Dicho esto, el juego legal, ya sea en casinos, salas de bingo, quioscos de lotería o hipódromos, está muy extendido y consolidado.

La mayoría de los operadores legales reciben licencias de las autoridades reguladoras locales, como Lotería de la Provincia de Buenos Aires. A nivel federal, existe la Administración Nacional de Juegos de Azar (ALEA) para coordinar las mejores prácticas y promover normas responsables. No dé por sentado que las normas son las mismas en todas partes. Lo que es válido en una provincia puede acarrearle problemas en otra.

Consecuencias del juego de menores en Argentina

Aquí es donde la cosa se pone fea. Si eres menor de 18 años y te pillan jugando en Argentina, no sólo te echarán del casino, sino que podrías enfrentarte a multas u otras sanciones. ¿Y los operadores? Pueden enfrentarse a fuertes sanciones, suspensión de licencias o cierres completos por dejar entrar a jugadores menores de edad.

Algunos casinos utilizan incluso tecnología de reconocimiento facial en los puntos de entrada para evitar que los menores se cuelen. Si eres menor de edad y crees que puedes jugar sin ser detectado, las probabilidades no están a tu favor.

Jugar con responsabilidad en Argentina

Argentina no sólo se preocupa por la legalidad, sino también por el juego responsable. El juego problemático, conocido localmente como “ludopatía”, se trata con seriedad, y existe ayuda real si usted o alguien que conoce empieza a adentrarse en territorio peligroso. Una de las organizaciones a las que acudir es Ludopatía BA, respaldada por el gobierno de Buenos Aires.

Ofrecen asesoramiento, programas de concienciación y herramientas de autoexclusión para quienes quieran tomarse un respiro. Puedes ponerte en contacto con ellos en ludopatia.ba.gob.ar o llamando al +54 11 4322 1700. Conoce tus límites. Y sepa que hay apoyo si lo necesita. Te lo dice alguien que ha visto lo bueno y lo feo: una racha ganadora sienta muy bien, pero ¿mantener la calma? A la larga, es mucho más satisfactorio.

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